Hace pocos días Warren Buffet, dio su conferencia anual para accionistas. Y si te gusta el tema de las finanzas, sabes quien es, quizá no lo conoces mucho, pero sabes quien es.
Para los que no tienen mucha idea, este señor, de hoy 94 años, es uno de los hombres más ricos del mundo, considerado por muchos como el genio de las inversiones, tiene una fortuna de mas de $150.000.000.000 (largo el numero no?) más de ciento cincuenta mil millones de dólares, solo el año pasado, generó ganancias por $26.000.000.000, una verdadera locura.
Y este señor de donde salió? la verdad que su historia es bien básica, un pibe como cualquiera, que con 10 u 11 años, salía a vender golosinas y coca colas, puerta a puerta, asi golpeando puertas hasta que un día se encontró con la bolsa de valores y allí compró tres acciones de Cities Service.
Claramente una persona de 94 años tiene mucha trayectoria e historias que contar. Y si busco en wikipedia puedo poner de todo, pero no es la idea. Las noticias son “Se retira Warren Buffet, A quien deja Warren, que es lo que va a pasar? y bla bla bla”. Desde mi punto de vista, lo importante es que nos dice el sobre lo andado. Porque creo que lo importante es ver que dice en realidad, no cuanto gana, si la peleo desde pibe, o lo que sea, aca, al menos a mi, me interesa conocer la mente de un genio.
Warren habló durante dos horas más o menos, esto es todo lo que me quede de esa conferencia.
La paradoja del tamaño: oportunidades limitadas para un gigante
Buffett arrancó con una afirmación que lo incomoda, pero que es inevitable: “El tamaño es el enemigo del rendimiento”. Berkshire Hathaway, con más de USD 900.000 millones en activos, ya no puede moverse con la agilidad de antes. La firma tiene más de USD 300.000 millones en efectivo y bonos del Tesoro, y Buffett admitió que preferiría tener mucho más invertido, pero no encuentra oportunidades lo suficientemente grandes y seguras.
Habló del caso de Japón, donde invirtieron más de USD 20.000 millones en cinco trading companies niponas. El negocio fue un éxito, tanto financiero como estratégico. Las empresas quieren seguir trabajando con Berkshire, y el vínculo cultural se afianza. “Es una relación perfecta. Solo quisiera tener muchas más como esta.” Pero claro, para mover la aguja en Berkshire, necesita colocar no 20, sino 100 mil millones.
También dejó en claro que las buenas oportunidades no vienen en forma ordenada ni previsible. “Ojalá tuviéramos cuatro oportunidades atractivas por día. Pero esto no es una quiniela. Los grandes deals llegan muy de vez en cuando.”
La montaña de efectivo y la filosofía del “no hacer nada”
Muchos accionistas se preguntan por qué Buffett sigue acumulando efectivo en lugar de invertir. Su respuesta fue tajante: no se trata de estar activos, se trata de estar listos. Hoy Berkshire tiene más del 27% de sus activos en cash y equivalentes, una cifra históricamente alta, que ronda los USD 188.000 millones. Pero Buffett dejó en claro que no es por miedo, sino por prudencia. “Preferimos estar con el arma cargada, esperando la oportunidad, antes que disparar a lo primero que se mueva”, graficó.
Contó que casi invirtieron USD 10.000 millones hace poco, pero no se concretó. No dio detalles, pero reafirmó que cuando aparece la oportunidad, deciden rápido. “No estamos esperando que Greg luzca bien en el futuro. Si hay algo bueno, lo hacemos. Y punto.” La lógica es simple: hay que tener pólvora seca para cuando haya caos, porque en esos momentos los precios bajan y los mejores negocios aparecen. El problema es que el mercado, hoy por hoy, está caro y no ofrece grandes gangas.
Buffett además deslizó que no le interesa seguir la presión de Wall Street por rendir trimestre a trimestre. “No nos preocupa que los earnings se vean bajos por tener demasiado cash. Lo que nos preocupa es perder dinero por apurarnos.” Y dio un ejemplo claro: muchos bancos medianos quebraron por no tener liquidez en tiempos difíciles. Berkshire, en cambio, puede aguantar años sin mover un dólar.
Y lo dijo sin vueltas: “Hemos ganado mucho dinero por no estar siempre 100% invertidos”. Para Buffett, la paciencia no es una carga, sino una ventaja competitiva. Su estrategia no es estar hiperactivo, sino tener la disciplina de esperar. “No tenés que hacer algo todos los días. Solo tenés que hacerlo bien cuando aparece la oportunidad.”
En este punto se nota una lección clave del ADN de Berkshire: la defensa viene antes que el ataque. La prioridad es no perder, proteger el capital, y recién después buscar retornos atractivos. Y para eso, tener una montaña de efectivo no es señal de inacción, sino de preparación estratégica.
Filosofía de inversión y legado de Charlie Munger
Buffett fue contundente al recordar uno de los principios rectores que compartía con Charlie Munger: hacer pocas cosas, pero hacerlas bien. Munger creía que si uno lograba hacer cinco movimientos estratégicos excelentes en toda una vida de inversión, eso bastaba. “Charlie pensaba que hacía demasiadas cosas. Prefería que concentráramos más y diversificáramos menos.”
Esta filosofía va directamente en contra de la ortodoxia financiera moderna, que predica la diversificación como mandato sagrado. Munger lo desafiaba de frente: “Mejor saber mucho de pocas cosas, que poco de muchas.” Para él y para Buffett, la clave está en encontrar empresas excelentes, comprarlas a buen precio y tener la paciencia —y el coraje— para mantenerlas incluso cuando el mercado se vuelve irracional. Esa es la esencia de su visión: pocas decisiones, pero pensadas hasta el hueso.
Buffett citó varias veces que las grandes inversiones de Berkshire no fueron producto de una hiperactividad analítica, sino de una espera paciente y un conocimiento profundo. Coca-Cola fue una de esas jugadas maestras: la compraron cuando el mercado la castigaba por razones temporales, pero Buffett y Munger veían una marca indestructible, con márgenes altos, capacidad de fijar precios y presencia global. Lo mismo con American Express, tras el escándalo del “salad oil”, y más recientemente con Apple, una decisión que Munger inicialmente cuestionó, pero luego reconoció como una obra maestra del capital asignado con visión.
El trasfondo es filosófico pero también emocional: confiar en el propio juicio, aún cuando el mundo entero opine lo contrario. Esa templanza emocional es lo que Buffett reconoce como uno de los legados más valiosos de Munger: “Charlie me enseñó que no hace falta hacer muchas cosas para ser exitoso. Solo hace falta hacer unas pocas muy bien. Pero eso exige esperar, pensar y resistir la manada.”
Este legado, que puede sonar conservador o hasta aburrido para algunos, es lo que permitió a Berkshire Hathaway convertirse en uno de los conglomerados más admirados del planeta sin caer en la trampa de la moda financiera. Una ética basada en la sobriedad, la concentración y la claridad de pensamiento. En palabras de Munger: “No busques la acción. Buscá la verdad. Y cuando la encuentres, invertí como si tu vida dependiera de eso.”
Inteligencia artificial: entre el escepticismo y la prudencia
Ajit Jain, el responsable de seguros, fue claro y pragmático: la inteligencia artificial va a cambiar profundamente la forma en que se analiza el riesgo, se fijan precios, se detectan fraudes y se procesan los reclamos. Pero no todo lo nuevo es automáticamente mejor. Advirtió que muchas aseguradoras están cayendo en una especie de fiebre tecnológica: contratan expertos en IA, compran soluciones caras, pero no saben bien qué problema están resolviendo. Es más marketing que estrategia. Según Jain, hay una obsesión por mostrar modernidad sin evaluar si esas herramientas realmente mejoran el negocio. Y cuando se trata de seguros, cualquier error cuesta millones.
Buffett, como siempre, metió una frase para el mármol: “Todos hablan de inteligencia artificial, pero muy pocos entienden inteligencia natural.” Esa línea encierra una crítica profunda: la fascinación tecnológica puede nublar el juicio. Los modelos pueden ser brillantes en el laboratorio, pero si no entendés el negocio real, podés terminar tomando decisiones peligrosas con datos mal interpretados o algoritmos mal entrenados. La clave, dijo Buffett, no es ignorar la IA, sino usarla con cabeza fría. Sin apurarse, sin vender humo, sin subestimar los costos ocultos.
Y remató con una idea contundente: él no cambiaría a Ajit “ni por el mejor modelo de IA”. Porque, al final, lo que importa es la experiencia, el criterio, el olfato. La IA puede ayudar, claro. Pero no reemplaza el buen juicio. Y si una aseguradora pierde eso, está en problemas, por más algoritmos que tenga.
Real estate, tasas de interés y liquidez
Buffett y su equipo fueron claros: prefieren las acciones antes que los bienes raíces. El motivo es simple: liquidez, velocidad y simplicidad operativa. Las propiedades, sobre todo en situaciones de crisis, exigen negociaciones complejas, tiempos largos y tratos con bancos o familias que no siempre están listas para vender. En cambio, con acciones, pueden mover cientos de millones en minutos y sin drama.
También apuntó contra la sobrevaloración de ciertos activos inmobiliarios y el riesgo latente que implica el aumento de tasas: “Muchos están sentados sobre propiedades con deudas impagables, y el sistema bancario tarda años en reconocer las pérdidas.”
Perspectivas sobre el excepcionalismo americano
Buffett reivindicó su fe en EE.UU. sin caer en el patrioterismo fácil. Dijo que nació con suerte: en el país correcto y en el momento correcto. Reconoció que la historia de EE.UU. está llena de hipocresías fundacionales (“todos los hombres son iguales, pero los esclavos cuentan como 3/5 de persona”), pero que también es una historia de progreso real, aunque lento. “Si hoy tuviera que nacer de nuevo, negociaría desde el útero para que me manden a Estados Unidos.”
Reivindicó el sistema de libre empresa, la innovación y la cultura de mejora continua como claves del crecimiento económico sostenido. Pero también alertó sobre los riesgos de la polarización política, el deterioro fiscal, y la fragilidad institucional si no se respeta el marco legal y democrático. Advirtió que la estabilidad no es un derecho adquirido, y que el equilibrio fiscal debe recuperarse antes de que sea demasiado tarde.
Lecciones sobre paciencia y acción rápida
Buffett aclaró que ser paciente no significa ser pasivo. La verdadera maestría, según él, radica en saber esperar sin desesperarse, pero estar totalmente listo cuando aparece la oportunidad correcta. Citó múltiples ejemplos de su carrera donde el timing lo fue todo, pero resaltó uno particularmente significativo: la compra de un negocio por USD 6 millones, que ya traía USD 2 millones en caja, otros USD 2 millones en propiedades, y que generaba USD 2 millones anuales de ganancias. “Ese día no dudé 5 segundos”, dijo. La clave fue tener la liquidez, el conocimiento y la convicción acumulados durante años de estudio y paciencia para ejecutar en el instante preciso.
Explicó que mucha gente fracasa porque quiere actuar todos los días, como si invertir fuera una actividad de volumen. Pero para Buffett, las oportunidades verdaderas son escasas y desparejas. “Podés pasarte meses o incluso años sin hacer nada, y de golpe, un martes a las 3 de la tarde, aparece algo que tenés que ejecutar ya.”
Esa capacidad de actuar rápido no es impulsividad, es preparación. Y esa preparación solo se logra con años de observación, lectura, estudio y reflexión. “Tenés que estar leyendo, pensando, mirando empresas todo el tiempo, aunque no hagas nada. Porque si no sabés cómo se ve una oportunidad, no vas a reconocerla cuando la tengas enfrente.”
La paciencia es una estrategia activa, no pasiva. Es un trabajo en sí mismo. Y cuando aparece “el llamado”, hay que tener el coraje, la claridad y la liquidez para decir que sí, sin titubeos. En palabras de Buffett: “Hay que estar listo, porque el teléfono va a sonar. Y cuando suena, respondemos.”
El caso GEICO y el poder de la eficiencia operativa
GEICO, una de las joyas de Berkshire, pasó por un proceso profundo de modernización. Bajo el liderazgo de Todd Combs, redujeron 20.000 puestos de trabajo y lograron una rentabilidad histórica. Todo sin comprometer el servicio.
Los avances en telemática y en pricing (determinar con mayor precisión qué cliente representa qué riesgo) fueron claves. Hoy GEICO tiene una relación combinada por debajo del 90%, algo impensado hace unos años. La firma es más ágil, más precisa y mucho más rentable. Según Jain, “es la compañía que más ganancias está generando hoy en el negocio de seguros de autos.”
El futuro del seguro frente a los autos autónomos
Ajit Jain explicó que la llegada de los autos autónomos transformará la industria del seguro. Hoy, el grueso de las primas se basa en errores humanos. Pero si los autos se manejan solos, ese riesgo se traslada del conductor al fabricante.
Esto implica un giro estructural: se pasará de asegurar conductas individuales a asegurar responsabilidades de producto. Y eso no es un simple cambio técnico: es un cambio de modelo de negocios. Jain remarcó que la cantidad de accidentes podría caer significativamente, pero el costo por siniestro va a subir porque los vehículos serán más complejos y más caros de reparar. La reparación de un sensor o una cámara puede costar más que el arreglo completo de un auto de hace 15 años.
Buffett sumó una mirada filosófica: “Todo está cambiando. Y el que no cambia, se queda fuera del juego.” Para Berkshire, el desafío es estar siempre en la delantera, sin caer en la trampa de moverse por moda. GEICO está reposicionándose para este futuro, combinando prudencia técnica con inversión en innovación.
Competencia con firmas de private equity: rendimientos, riesgos y filosofía
Ajit Jain fue directo: las firmas de private equity ganaron terreno en el negocio de seguros de vida, no tanto en el de daños y perjuicios. Usan apalancamiento agresivo, productos estructurados y estrategias de inversión con spreads más jugados, apostando a ciclos largos sin crisis. Berkshire, por convicción y por historia, no entra en ese juego. “No nos gusta la relación riesgo-retorno que proponen. Por eso, simplemente dejamos de competir en ese segmento.”
Buffett añadió una crítica de fondo: muchas de esas firmas manejan dinero ajeno, con incentivos de corto plazo y sin la piel en juego. “Nosotros tenemos nuestro patrimonio entero en Berkshire. Si hacemos macanas, lo pagamos. Ellos no.”
También advirtió sobre los riesgos sistémicos que pueden surgir cuando estas estrategias se expanden sin control y los reguladores miran para otro lado. No es una postura moralista, es estratégica: la consistencia a largo plazo exige evitar los cantos de sirena del rendimiento rápido.
Las advertencias sobre el dólar y la política fiscal de EE.UU.
Buffett fue tajante al expresar su preocupación sobre la trayectoria fiscal de los Estados Unidos. Dijo, sin rodeos, que la verdadera amenaza a largo plazo no está en los ciclos económicos ni en los conflictos externos, sino en la incapacidad del gobierno para controlar el gasto y mantener el valor del dólar. “Hay una tendencia natural de los gobiernos a debilitar su moneda. Pasa en todos lados, todo el tiempo”, afirmó.
Esta tendencia, según él, no es accidental ni reciente: es parte de la lógica política de corto plazo, donde el incentivo está en gastar para satisfacer demandas inmediatas, sin pensar en las consecuencias de largo plazo. “Es muy difícil encontrar un sistema político que premie a quienes dicen ‘no gastemos más’, cuando todo el mundo quiere más”, reflexionó.
Buffett no descartó que en el futuro Berkshire decida protegerse con activos denominados en otras monedas si la situación se agrava. De hecho, recordó que ya lo hicieron una vez, cuando se posicionaron largos en una docena de monedas extranjeras para cubrirse del riesgo de una depreciación severa del dólar. Ganaron miles de millones con esa jugada. “No nos gusta apostar contra Estados Unidos, pero tampoco somos ingenuos. Si el rumbo fiscal no cambia, tendremos que actuar”, dijo.
Aunque evitó caer en predicciones apocalípticas, dejó en claro que el deterioro fiscal tiene un impacto real sobre la moneda, y que eso afecta directamente al poder adquisitivo de los ciudadanos. “Una cosa es imprimir dinero. Otra muy distinta es mantener su valor.” El mensaje fue claro: si la política fiscal no cambia de rumbo, el valor real del dólar —y por ende, de los ahorros de millones de personas— podría deteriorarse estructuralmente. Para Buffett, este no es un riesgo teórico, es una amenaza concreta que ya se está incubando.
Reflexiones finales sobre el liderazgo, el tiempo y el propósito
El cierre de Buffett fue una clase magistral sobre liderazgo humano. Más allá de los números, habló de la importancia de rodearse de personas éticas, trabajadoras, confiables y curiosas. “Uno termina pareciéndose a la gente con la que se rodea. Así que elegí bien.”
Agradeció a su equipo, especialmente a Greg Abel, su sucesor designado, y a Ajit Jain. Dijo que prefería tenerlos a ellos antes que cualquier algoritmo, y que confiaba en que Berkshire va a seguir siendo una empresa única, incluso sin su presencia. “Lo más lindo de este negocio no es el dinero. Es que la gente confíe en vos. Eso no se puede comprar.”
También alentó a los jóvenes a no perseguir el dinero por el dinero mismo, sino a encontrar un trabajo que harían gratis, algo que los apasione. “El éxito es encontrar algo que harías aunque no te pagaran, y hacerlo rodeado de gente que admirás.”
Y como remate, dejó esta perla: “No te preocupes si no encontrás tu vocación en el primer trabajo. No te mueras de hambre, pero seguí buscando. Cuando lo encontrás, lo sabés.”
Una anécdota que lo resume todo: el espejo retrovisor
En un momento, Buffett contó una historia sobre el origen del espejo retrovisor. Fue inventado por un ingeniero que trabajaba en una de las empresas que hoy forma parte del holding Berkshire. En una carrera automovilística, el copiloto se enfermó y no pudo asistir. Como era quien avisaba si venía otro auto desde atrás, el piloto ideó un espejo para poder ver por sí mismo. Así nació el retrovisor.
La historia, más allá de simpática, encierra una metáfora profunda. En los negocios —y en la vida— no siempre hay alguien que te avise lo que viene. Tenés que encontrar formas de ver por vos mismo. Prepararte. Anticiparte. Estar listo para cuando llegue ese momento clave. Buffett lo dijo sin vueltas: “Nosotros nos preparamos para actuar cuando suena el teléfono. Y cuando suena, respondemos.”