Informe Especial Inflación Argentina — Septiembre 2025

Introducción

La inflación de septiembre volvió a cruzar la barrera del 2 % mensual —un umbral simbólico que no se veía desde abril—, revirtiendo parcialmente la moderación de meses previos. Con un acumulado de 22 % en el año y 31,8 % interanual, el dato plantea un escenario más volátil de aquí en adelante. En un contexto de ajustes fiscales, debates sobre el tipo de cambio y clima electoral, septiembre funciona como un aviso: el desinflador gradual podría tener límites. Este informe desmenuza el dato, sus causas, proyecciones y zonas de riesgo para lo que resta de 2025.


I. El dato del mes y su inserción en la serie

1.1. El número oficial

El INDEC informó que el IPC de septiembre de 2025 tuvo un incremento mensual de 2,1 %. 

En el acumulado del año ya suma 22,0 %, y la inflación interanual llegó a 31,8 %. 

Este registro representa una leve aceleración respecto a los meses previos, donde se había logrado contener el crecimiento mensual por debajo del umbral del 2 %. 

Para comparar: en agosto la inflación fue de 1,9 % mensual, con un acumulado interanual de 33,6 %. 

Nota metodológica importante:

Las estructuras estadísticas del INDEC están próximas a actualizar la base (EIGH 2017–2018, COICOP 2018) para los próximos trimestres, con ajustes de empalme para mantener continuidad entre series históricas y nuevas series. (Esto es relevante para comparaciones largas posteriores.)

Qué significa EIGH y COICOP

El INDEC usa una “base metodológica” para construir el IPC: una combinación de

  • Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (EIGH) —la última completa fue 2017-2018—
  • y una clasificación internacional de bienes y servicios llamada COICOP (Classification of Individual Consumption by Purpose).

Hasta ahora, el IPC nacional argentino se basaba en una estructura antigua (EIGH 2004/05 y COICOP 1999).
Lo que el organismo anunció en el documento es que en los próximos trimestres va a actualizar esa base a:

  • EIGH 2017–2018, que refleja cómo consumen los hogares hoy (por ejemplo, más gasto en tecnología, transporte por apps, streaming, etc.).
  • COICOP 2018, que reorganiza y amplía las categorías de consumo de 12 a 13 divisiones, mejorando la comparabilidad internacional

Qué implica “ajustes de empalme”

Cuando cambian la base, los índices viejos (calculados con la metodología anterior) y los nuevos (con la nueva canasta) no se pueden comparar directamente, porque están construidos con ponderaciones distintas.
Por eso el INDEC hace un “empalme estadístico”, es decir, un ajuste técnico que asegura continuidad: el nuevo índice arranca donde termina el viejo, de modo que la serie histórica no se corte y las variaciones sigan siendo comparables.


En palabras simples

Es como si el INDEC actualizará el “termómetro” con el que mide la inflación, pero ajustándolo para que el registro anterior siga teniendo sentido.
Por eso es relevante “para comparaciones largas posteriores”: quien analice la inflación a lo largo de muchos años deberá saber que a partir de 2026 cambia la base y hay que tener en cuenta ese empalme.

1.2. Histórico reciente: cómo llegamos hasta acá

Para entender la magnitud del salto de septiembre, conviene ver la evolución mes a mes de 2025:

MesInflación mensual aprox.Comentarios
Enero~2,2 % Inicio con presión por ajuste previo de precios regulados
Febrero~2,4 % Continuación del ritmo “alto moderado”
Marzo~3,7 % Uno de los meses más fuertes del año, con tracción estacional y costos importados
Abril~2,8 % Ajustes de tarifas y regulados empujaron
Mayo~1,5 % Se sintió algo de freno, aunque con debilidad del consumo
Junio~1,6 % Continuidad del freno parcial
Julio~1,9 % Repunte leve
Agosto~1,9 % Estabilidad relativa en torno al 1,9 % mensual
Septiembre2,1 %El punto de inflexión

Como se ve, el sendero fue de altibajos, con meses de moderación que no terminan de consolidarse frente a los empujes de sectores regulados, estacionales y devaluatorios.

También conviene notar que los números del REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) del BCRA estaban proyectando para los meses finales valores levemente menores al 2 %, e incluso una inflación acumulada para 2025 alrededor de 28,2 %. 

Eso significa que el dato real podría empujar una revisión al alza de expectativas de cierre de año.

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II. Desmenuzando el alza: factores detrás del 2,1 %

Para comprender si el repunte del 2,1 % es un hecho aislado o el anticipo de un cambio de fase, hay que mirar las piezas del mecanismo: sectores regulados, estacionales, núcleo, bienes/servicios y transmisión cambiaria.

2.1. Regulados y tarifas: el retorno del costo político

Los precios regulados son siempre un factor de fricción: cuando la política lo permite, actúan como amortiguadores; pero cuando las cuentas presionan, tienden a moverse con fuerza.

  • En septiembre se observaron ajustes significativos en alquileres, gastos comunes, agua y servicios públicos. Estos componentes del rubro “Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles” empujaron fuertemente.
  • Tarifa de servicios locales de transporte, agua, gas o electricidad también contribuyeron.
  • A su vez, la corrección de desfases en tarifas postergadas reaccionaron en algunos distritos, afectando la media nacional.
  • Educación, aunque no es “regulado en tarifa” per se, reacomodó precios en inscripciones, cuotas escolares y materiales, que suelen moverse en septiembre.

Estos movimientos regulados suelen tener un efecto “pisado”: no son siempre proporcionalmente dominantes, pero cuando se activan, tiran hacia arriba toda la media.

2.2. Estacionales e indumentaria

Septiembre coincide con cambios de estación —pasaje invierno-primavera— que suelen impulsar aumentos en indumentaria, calzado y artículos estacionales. En ciertos relevamientos regionales, consultoras privadas anticiparon subas de hasta 4 – 5 % para indumentaria. 

Este componente puede actuar como catalizador: empuja hacia arriba el promedio mensual, aunque en muchos meses su efecto se “baja” al ser descontado en el núcleo.

2.3. El núcleo, bienes y servicios: ¿se aceleró también?

La inflación núcleo —la que excluye regulados y estacionales— suele ser el indicador más vigilado por los mercados, porque da pistas del impulso subyacente.

  • Aunque el INDEC no publica explícitamente la cifra núcleo mensual en sus comunicados básicos, varios análisis privados indican que también hubo cierto repunte en el núcleo de septiembre, situándose cerca del 2,0 % o 2,1 %.
  • En cuanto a bienes y servicios: los servicios siguen mostrando rigidez al alza (porque dependen de costos laborales, insumos y contratos), mientras que los bienes suelen estar más atados a los costos importados, el dólar y la competencia.

El hecho de que el alza haya superado el 2 % indica que el empuje no vino solo de regulados —el núcleo parece haber contribuido—.

2.4. Transmisión del tipo de cambio y expectativas

Uno de los grandes riesgos en este esquema es que el dólar —oficial o paralelo— empiece a filtrarse con fuerza hacia precios minoristas. Algunos indicadores muestran que esa transición está ocurriendo de forma paulatina:

  • En los días previos a la publicación del IPC de septiembre hubo momentos de tensión cambiaria, con depreciaciones ágiles, lo que genera un “passthrough” hacia los precios. 
  • Los analistas ya anticipaban que septiembre era un mes con potencial de aceleración por ese efecto. 
  • La expectativa de que el gobierno eventualmente abandone la contención cambiaria o licue reservas genera una “prima de riesgo inflación” que los comerciantes —y agentes— incorporan al ajustar precios.

En suma: el tipo de cambio ya no es un “actor lejano”, empieza a pisar los precios de bienes importados o insumos intermedios, y eso mejora la “tracción inflacionaria”.

2.5. Comportamiento regional y disparidades

El impacto regional también importa:

  • En CABA, el índice de precios mostró una inflación mensual de 2,2 % para septiembre, con un acumulado interanual aún más alto (35  %). 
  • En algunas provincias, los ajustes tarifarios regionales (agua, transporte, servicios locales) pueden desbordar la media nacional.
  • En zonas rurales o provincias con menor desarrollo de mercado, la competencia es menor y por tanto hay mayor margen para subas discrecionales.

Estas brechas locales pueden amplificar la inflación en ciertas jurisdicciones, lo que repercute en el país como un conjunto.

2.6. Incidencia de alimentos y consumo básico

Aunque los alimentos no fueron los protagonistas del salto en septiembre, siguen siendo un componente central para la “sensación de inflación”.

  • En agosto, por ejemplo, el rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas ya incidía fuerte (subas relativas en ciertos productos). 
  • En septiembre, algunos productos de consumo masivo muestran ajustes retrasados, lo que está latente como riesgo si la cadena de costos presenta presión.
  • Además, los márgenes del comercio minorista (vendedores, logística) tienden a aumentar anticipando costos futuros, lo que puede “cargar” precios hacia adelante.
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Para muchos hogares es precisamente ese efecto “micronivel” el que se siente más, aunque no domine el promedio agregado.


III. Escenarios y riesgos de continuidad

El dato de septiembre no solo es importante por lo que muestra hoy, sino por las interrogantes que plantea rumbo al cierre del año. Aquí algunas de las lógicas posibles, sus suposiciones y principales focos de riesgo.

3.1. Escenarios inflacionarios hacia fin de año

Podemos bosquejar algunos escenarios:

  • “Consistencia moderada”
    • La inflación mensual se estabiliza entre 1,8 % y 2,2 %, sin saltos mayores.
    • El gobierno y el BCRA logran evitar una corrida por dólar, y mantienen credibilidad.
    • Cierre de año con inflación total entre 30 % y 36 %.
  • “Repunte sostenido”
    • Los meses restantes registran valores de 2,2 % o más, por presión tarifaria, dólar o ajuste de expectativas.
    • Se complica mantener reservas, se debilita el tipo de cambio real.
    • Inflación anual se empina hacia 38 % a 45 %.
  • “Crisis de credibilidad / salto cambiario”
    • Fuga hacia dólares, escape de depósitos, obligación de intervenir.
    • El tipo de cambio se deprecia rápido, arrastrando precios locales.
    • Inflación podría dispararse momentáneamente hacia 50 % o más en escenarios extremos.

El punto medio (escenario 1) es el que se viene manejando desde el gobierno y muchas consultoras, pero los riesgos del 2 y 3 están presentes.

3.2. Principales focos de riesgo

  • Desborde cambiario: si hay vencimientos externos fuertes o retiro de capitales, puede generar presión para devaluar.
  • Fuga de reservas / pérdida de liquidez: cuanto menos margen tenga el Central, menos podrá contener movimientos abruptos.
  • Choques externos: alza de tasas internacionales, crisis en commodities, caída del agro, tensiones geopolíticas.
  • Relación política y electoral: los ánimos e incentivos del gobierno pueden cambiar después de octubre (ver sección V).
  • Retroalimentación salarial-precios: si los gremios salariales demandan ajustes hacia finales de año, puede activarse una espiral.
  • Desanclaje de expectativas: si el mercado empieza a prolongar pronósticos más altos de inflación, las decisiones empresariales lo incorporan anticipadamente.

3.3. Qué dicen las previsiones

  • Algunas consultoras ya estiman que la inflación 2025 cerrará en torno al 42,1 %, según FocusEconomics. 
  • En el propio proyecto de presupuesto del gobierno para 2026, se estima la inflación en 10,1 % anual y se proyecta un superávit primario de 1,5 % del PIB. 
  • Sergio Candelo, economista local, proyecta que la inflación nacional anual podría terminar entre 25 % y 30 %, aunque con grandes riesgos estructurales pendientes.

Estas estimaciones divergen mucho: algunas más optimistas, otras más pesimistas. El dato de septiembre empuja las perspectivas hacia arriba en muchas de ellas.


IV. Implicancias económicas, sociales y de política pública

Un fenómeno inflacionario como el que se perfila tiene consecuencias que van más allá del número: impactos en el crecimiento, el consumo, la pobreza, la confianza y la capacidad de gobernar.

4.1. Consumo y crecimiento

  • La inflación erosiona el poder adquisitivo, lo que tiende a frenar el consumo (salvo para bienes de primera necesidad).
  • En un contexto en que la demanda ya está ajustada (por tasas altas, crédito caro, restricciones presupuestarias), el impacto puede revertir a menor demanda agregada, afectando la recuperación del PIB.
  • Las empresas, anticipando costos más altos, pueden reducir inversiones o posponer expansiones.
  • La brecha entre precios reales esperados y observados puede reducir el incentivo para producir bienes durables.

4.2. Distribución y pobreza

  • Los estratos medios y bajos son los más afectados, pues destinan una proporción mayor de su ingreso a alimentos, servicios públicos y transporte.
  • Si la inflación se descontrola, el riesgo de aumento de pobreza y la fragilidad social crecen.
  • La confianza ciudadana en las estadísticas oficiales puede erosionarse aún más: según un relevamiento, casi 7 de cada 10 argentinos creen que los datos de inflación oficial no reflejan lo que sucede en su vida cotidiana.

4.3. Credibilidad institucional y política

  • Para el gobierno, la inflación es uno de los mecanismos clave de legitimación —o demonización—: si baja, genera respaldo; si sube, alimenta críticas.
  • Las políticas de control de precios, subsidios o intervencionismo pueden reaparecer como “soluciones parciales”, generando tensiones.
  • En el frente electoral, un dato inflacionario más alto de lo esperado puede reforzar la narrativa opositora de “fracaso económico”.

4.4. Espacio de política monetaria y fiscal

  • El BCRA tendrá menos margen para aflojar tasas frente a una inflación creciente.
  • Si el déficit fiscal no está bien contenido, la presión por emisión puede reaparecer como alternativa, lo que reforzaría la inflación.
  • Las metas fiscales del presupuesto 2026 (superávit primario, reducción del déficit de cuenta corriente) son muy agresivas —requieren un cierre disciplinado y sostenible. 
  • La sincronización entre el ajuste fiscal y la política monetaria será clave: no pueden ir cada una por su lado.
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V. El factor electoral y el “antes y después” de octubre

No se puede analizar la inflación de 2025 sin mirar el calendario político argentino. Octubre de 2025 trae elecciones legislativas y un escenario de definición política que puede reconfigurar el rumbo económico.

5.1. Incentivos del gobierno de cara a octubre

  • El oficialismo buscará mostrar una narrativa de control: inflación baja, equilibrio fiscal, disciplina monetaria.
  • Pero a su vez, podría verse tentado a “regalos” económicos, subsidios o maniobras discrecionales para amortiguar el desgaste.
  • Si el resultado electoral es adverso, la presión para “demostrar resultados rápidos” podría aumentar, con riesgos de políticas poco prudentes.

5.2. Riesgos de cambios de eje tras las elecciones

  • Si la mayoría legislativa cambia, el programa económico puede tener que reestructurarse.
  • Podría haber presiones para relajar el esquema cambiario, activar subsidios sectoriales o aumentar el gasto público como respuesta política.
  • Las incertidumbres sobre gobernabilidad y alianzas podrían afectar la credibilidad del plan económico.

5.3. Señales que conviene mirar

  • Cómo reacciona el mercado financiero tras los comicios: variables como el riesgo país, los bonos, la fuga de capitales serán barómetro de expectativas.
  • Si el BCRA inicia movimientos del tipo de cambio oficial hacia una valuación más realista o deja que el tipo de cambio paralelo estreche brechas.
  • Si aparecen medidas discrecionales destinadas a amortiguar el golpe social (subsidios, bonos).
  • Las primeras declaraciones del nuevo Congreso o bloques parlamentarios respecto al presupuesto y las políticas estructurales.

Octubre puede transformar al contexto: puede ser un mes de consolidación del rumbo o de fractura de expectativas.


VI. Qué mirar mes a mes: hoja de ruta para “control de riesgo”

Para monitorear si el escenario se encamina hacia la tranquilidad o hacia riesgos, estas son las variables clave que convendría seguir de cerca:

  1. Dato IPC de octubre: si vuelve a superar 2 %, sería un síntoma de persistencia inflacionaria.
  2. Comportamiento del dólar oficial y paralelo: brecha cambiaria, presión devaluatoria, intervención del BCRA.
  3. Reservas netas y financiamiento externo: cuánto margen tiene el BCRA para sostener la política cambiaria.
  4. Ejecución presupuestaria y resultados fiscales: cuánto se respeta la regla fiscal y si hay desvíos relevantes.
  5. Ajustes tarifarios y regulados locales: pendiente de tarifas de servicios públicos, agua, transporte, electricidad.
  6. Expectativas de inflación (REM, consultoras): revisar cambios mes a mes en las expectativas de cierre de año.
  7. Mercado financiero: bonos locales, riesgo país, spread crediticio, demanda de bonos ajustables.
  8. Comportamiento salarial / paritarias: si los acuerdos de salarios se ajustan a la inflación esperada y condicionan costos.
  9. Indicadores reales de actividad y consumo: para verificar si la inflación se come crecimiento o si hay recesión.
  10. Noticias políticas / señales oficiales post elecciones: movimientos de gabinete, anuncios de ajuste o relajo.

VII. Escenarios finales y conclusiones

  1. Septiembre marca un punto de inflexión: el 2,1 % mensual no es trivial: rompe el “techo psicológico” que muchos esperaban mantener.
  2. La inflación no se rinde: los factores estructurales (tipo de cambio, tarifas reguladas, expectativas) siguen tirando hacia arriba.
  3. No todo está perdido para la estrategia oficial, pero el margen de error es mínimo: debe conjugar meta fiscal, respaldo monetario y credibilidad política.
  4. El cierre de 2025 podría ser más duro de lo proyectado optimistamente, si no se contienen los factores de riesgo.
  5. Octubre es clave: el resultado electoral, las primeras señales tras las elecciones y la reacción del mercado pueden reconfigurar el tablero.
  6. Para el que sigue la economía desde afuera, septiembre es una señal clara: el “desinflador gradual” puede estar llegando a sus límites.
  7. Conviene revisar las estimaciones al alza: pronósticos conservadores de cierre de año (infla ~28 %) pueden estar quedando cortos ante el viraje de septiembre.

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